Y es que eres un cabezón, nunca te rindes, para lo que quieres claro.
Que no puedes dejar de morderte las uñas y nadie te puede cambiar eso, ni otras cosas.
Que puedes ser lo mejor y lo peor en décimas de segundo, que tienes una especie de imán que me hace que llegue tarde a todos los sitios si estoy contigo, porque nunca me quiero ir.
Que te duermes con las lentillas y nunca te acuerdas.
Que nunca me dejas ganar a nuestro pequeño juego.
Pero con todo eso y más, te quiero.
De parte de tu pequeña mete patas, no dejes que te cambien aunque saques de quicio porque ya no serias mi bebe.